Bielsa y Martino, una historia de pasados y presentes

Marcelo Bielsa y Gerardo Martino conversaron por primera vez en junio de 1990. En el Canal 3 de Rosario, donde el Tata comentaba los partidos del Mundial de Italia, el Loco, flamante entrenador de Newell´s, había sido invitado para hablar de las expectativas por el primer gran desafío en el fútbol profesional. Bielsa le explicó a Martino la idea que pensaba implantar en la Lepra, sobre todo la de un juego basado en una presión constante. Martino, un hábil mediocampista que no se caracterizaba por el despliegue físico, sabía que para él también empezaba un duelo contra su propia fisonomía. Aquella noche, casi sin quererlo, se tejieron los lazos entre el nuevo líder intelectual y el referente deportivo. A Martino siempre le sorprendió la meticulosidad de Bielsa: más de una vez se detuvo a mirar la pizarra con los esquemas (inundados de flechas) que el Loco proponía cuando dirigía la Reserva. 

Bielsa, con sólo 35 años, no tardó en ganarse el respeto de los hombres más experimentados del plantel. El resto eran juveniles de las divisiones inferiores, a quienes conocía muy bien. En la pretemporada, el Loco moldeó el equipo y de a poco introdujo los conceptos que consideraba fundamentales para la correcta interpretación del mensaje. El primer objetivo fue el Torneo Apertura. El 19 de agosto de 1990 se produjo el debut oficial: en el Parque Independencia y ante Platense, Newell´s ganó 1 a 0 con gol de Martino. El Tata era el volante derecho del 4-3-3 que instrumentó Bielsa. Teniendo en cuenta que los otros mediocampistas eran Juan Manuel Llop y Darío Franco, la creación estaba a cargo de Martino.

El rendimiento colectivo, sumado a individualidades determinantes, hizo que Newell´s se consagrara campeón del Apertura, el 22 de diciembre. El hito en esa campaña, más allá de la jornada de la coronación, fue un 4 a 3 histórico en la cancha de Rosario Central. “Es el clásico que más disfruté. La charla técnica de Bielsa tocó de tal forma la parte emotiva que cuando terminó la charla no había posibilidad de que no ganáramos el partido”, contó Martino en una entrevista que le concedió a El Gráfico, en mayo de 2007.

En el Clausura hubo un cambio drástico que se tradujo en los resultados. Martino pasó a préstamo al Tenerife y la Lepra perdió una pieza fundamental. En el Tata se conjugaban cualidades vitales: liderazgo en el grupo, presencia y calidad futbolística. Newell´s terminó el campeonato lejos de la pelea grande. Román Iucht, autor del libro Marcelo Bielsa, la vida por el fútbol, cita una frase del director técnico del Athletic Bilbao en referencia a la personalidad del Tata: “Asumí ser un hombre público, pero me cuesta demasiado procesar las consecuencias de algo así (el éxito en el Apertura). Me gustaría aprender de Martino. Siempre amable, dispuesto, siempre un señor”. 

En la final para determinar el campeón anual, Newell´s se enfrentó a Boca, ganador del Clausura. En el partido de ida, disputado en el Gigante de Arroyito, la Lepra se impuso con un gol de Eduardo Berizzo; en la revancha, el Xeneize venció por la mínima y, así, forzó la definición por penales, que coronó al club rosarino. Del encuentro en la Bombonera surgió una situación que quedará para la posteridad. Martino recibió una patada de Carlos Moya y tuvo que ser reemplazado. Escuchó el segundo tiempo por radio, tirado en la camilla porque el dolor le impedía moverse. Devorado por los nervios, Bielsa fue expulsado por protestar y en el vestuario se unió a la vigilia de Martino. Juntos sufrieron hasta el final, pero el Tata, absorbido por el golpe de Moya, no salió a dar la vuelta olímpica, mientras que Bielsa se plegó a la celebración y patentó el famoso “¡Newell´s, carajo!”. 

Después del título se generó un vacío inmenso. Algunos futbolistas se fueron y el andar en el Apertura fue paupérrimo. Tan mala era la campaña que Bielsa le dijo a Carlos Picerni, su colaborador más cercano, que pensaba renunciar. La única salida que veía el entrenador era concentrar al plantel durante dos meses (por las nueve fechas que faltaban para terminar el torneo). Y ahí apareció la figura de Martino para sostener el proyecto. Picerni le comunicó al Tata la pretensión de Bielsa y la respuesta, representada en el libro de Iucht, fue rutilante: “Nosotros no queremos que se vaya. Decíle que haga lo que quiera, que el plantel lo apoya”. El volante se reunió con otros jugadores experimentados, les trasladó el pedido y todos dieron el visto bueno. Martino, sin dudas, lo bancó en los peores momentos. Y lo hizo desde la convicción. 

Superado el trance del Apertura, en el horizonte asomaban dos metas: el Clausura y la Copa Libertadores. El comienzo en el certamen internacional fue lapidario. Derrota 6 a 0 ante San Lorenzo y posterior replanteo de los métodos de trabajo. El Loco cambió el esquema táctico (trocó el 4-3-3 por el 3-3-1-3) y Martino pasó de la banda derecha del mediocampo a ser el enganche del equipo. El Tata se adaptó a la nueva función y demostró que su calidad estaba por encima de cualquier posición. No obstante, el transitar de la Lepra terminaría siendo histórico. El rumbo se enderezó y Newell´s fue protagonista en ambas competencias. Bielsa exhibió un distintivo que aún hoy ostenta en Athletic Bilbao: afrontar los compromisos con la misma base de futbolistas, más allá que el plantel no tenga la extensión deseada. 

Newell´s accedió a la final de la Libertadores y se enfrentó a San Pablo. En la ida ganó por la mínima diferencia y en el partido definitivo se dio el resultado inverso; en los penales se impusieron los brasileños. Martino sufrió un desgarro en la vuelta (disputada en el Morumbí) y se perdió la definición. Con la tristeza a cuestas, la Lepra tenía que continuar en el Clausura, que lo tenía como protagonista. Y a falta de una fecha se coronó campeón, el 5 de julio de 1992. El Tata, aún lesionado, no pudo participar de la fiesta. El campeonato marcó el cierre del ciclo de Bielsa tras dos años exitosos. Martino, por su parte, siguió en Newell´s hasta 1994, cuando fue transferido a Lanús.

Los caminos de Bielsa y Martino volvieron a cruzarse en las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica. Bielsa en el banco de la selección chilena y Martino en el de la paraguaya. El Tata le precisó a El Gráfico en qué se asemejaban sus equipos: “Adoptar una postura de protagonismo, de no esperar, de agresividad para recuperar la pelota y hacerlo bien arriba. Que no haya lugar para la especulación. Si hay que defender, se defiende porque el rival te lleva, pero no producto de pensar un partido por la especulación”. Y se deshizo en elogios: “¿Por qué Bielsa es el mejor? Porque explica muy bien; porque tiene una gran capacidad para transformar en trabajo las cosas que él ve que suceden en los partidos; porque no aburre; porque siempre entusiasma; porque sus trabajos son novedosos; y porque tiene una cabeza notable. Marcelo, además, te marca una línea de conducta, que tiene que ver con la seriedad, la ética y la honestidad, valores que normalmente uno debería encontrar en cualquier persona pero que cada vez se hacen más difíciles de ver en este ambiente”. 

De todos modos, el Tata, en diálogo con un programa de Tyc Sports, dijo que el Chile de Bielsa “no se parecía en nada” con su Paraguay. Y fundamentó: “Ellos (por Chile) juegan mucho mejor. Tienen mucho más fútbol y juegan de otra manera a partir de la posesión de la pelota”. A Martino no le cayeron mal las comparaciones con el Loco. “Me generan más trabajo. Igual creo que están lejos de la realidad”. Lo que Martino no le copió a Bielsa fue la disposición estratégica. El Tata no suele jugar con tres delanteros, sino que se circunscribe al 4-4-2 o al 4-3-1-2. La esencia y el concepto, sí, son similares.

En Bielsa y Martino confluyen otros hechos trascendentales. Uno resonante es la distancia que tomaron cuando la tiranía de Eduardo López gobernó en Newell´s, donde en los 14 años de mandato (1994-2008) nunca hubo sufragios. Previo a las elecciones presidenciales de 2008, Bielsa emitió una carta abierta en la que cuestionó a López, fue duro con las políticas “que limitan la participación societaria en lugar de propiciarla” y aseguró que la concurrencia masiva a los comicios era “la mejor forma de enfrentar la impunidad”. Martino, en 2007, opinó en la misma dirección: “Mientras esté López es imposible que dirija a Newell´s. ¿Qué habla bien de mi? ¿Estar en la línea de López o en la de enfrente? Yo pude haber sido técnico de Newell´s en su gestión, hasta me reuní con él y todo. Gracias a Dios me permitió estar totalmente enfrente de su posición”. 

Finalmente, el 14 de diciembre de 2008 la Lepra tuvo nuevo presidente: Guillermo Llorente. Pero la verdadera demostración auténtica se dio el 22 de diciembre de 2009, una fecha tan importante como la de los logros deportivos que consiguieron años atrás. Después de una votación para rebautizar el estadio, Bielsa y Martino recibieron su merecido homenaje. El nombre del Loco reemplazó a la vieja denominación (El Coloso del Parque) y el del Tata ocupó el de la tribuna de la visera. Alrededor de 20 mil hinchas celebraron el acto en el “nuevo” Estadio Marcelo Bielsa. Los protagonistas, emocionados, dieron una vuelta olímpica simbólica y agradecieron las demostraciones de cariño. 

Bielsa y Martino forjaron una relación de más de dos décadas plagadas de proezas y frustraciones, de risas y llantos, de pasados y presentes. Vale hacer esta analogía para que se entienda que los paralelismos no son atribuciones azarosas o circunstanciales. “El medio no merece un tipo como Marcelo Bielsa adentro. El medio futbolístico actual es demasiado inescrupuloso para alguien como él”, consideró Martino. La órbita argentina está incluida dentro del mundo “inescrupuloso”, por eso Bielsa está tan lejos. El Tata no se equivoca. Mientras muchos se lamentan por no tener al Loco, otros despliegan la certeza que el Newell´s de Martino tiene rasgos bielsistas. Y ese es el principal orgullo de dos de los hombres más influyentes en la vida de la Lepra.


Bibliografía: Marcelo Bielsa, la vida por el fútbol (Román Iucht).