viernes, 18 de marzo de 2011

La pelota

Después de recibir maltratos merecedores de prisión perpetua, en un deporte que la desprecia cada día más, es justo que alguien salga en su defensa. La pelota es el generador de impulsos del fútbol. El marcapasos de una pasión que no se oxida con el tiempo. Una expresión refinada de un ritmo arraigado a los distintos matices del frenesí que se transmite a través del balón. Un sentimiento redondo. En términos sensatos, la pelota es la verdadera protagonista del fútbol, incluso se ubica por encima de los futbolistas.

Los futbolistas dependen de la pelota porque la pelota manipula al jugador. Su talento técnico no podría manifestarse si no existiera la pelota. ¿Qué hubiese sido de la vida de Aldo Pedro Poy (¡y de tantos otros!) si nadie hubiera fabricado una pelota? Lógico: nunca hubiera sido reconocido por la famosa palomita ante Newell´s. Y todos los 19 de diciembre los Canallas no lo recordarían. Los futbolistas se reflejan en la pelota y encuentran en ella un medio para satisfacer sus necesidades y desatar sus sueños. La pelota no habla ni se queja, incluso a los golpes aborta miserias de exclusión social, pobreza y discriminación. La pelota es tan magnífica que iguala distancias entre los que tienen y los que necesitan.

La pelota elige dónde y en qué sector de la cancha se va a disputar el partido y encierra una preponderancia tan mayúscula que 22 hombres rudos transpiran durante 90 minutos para conquistarla. Y si el gol representa la sensación más linda que se vive en el fútbol, es oportuno destacar que hay goles porque existen pelotas. Por eso son imprescindibles. Por eso no hay sabor más rico cuando la pelota está en movimiento. Llueve en el mundillo del fútbol pero la pelota no se mancha. Por eso habría que homenajear a la pelota con un monumento en el epicentro del mundo.

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