domingo, 23 de mayo de 2010

Perdón, Negro


Su desaparición física, hace casi tres años, enalteció la imagen de una persona elegida por la vida para enarbolar la bandera del arte a través de la escritura, el dibujo y el humor. Roberto Fontanarrosa se ganó un lugar en el centro de cualquier sobremesa. Siempre una anécdota, una historia, un personaje o alguna frase del Negro encuadra bien en el ámbito de una charla de café. Y más si se trata de una discusión futbolera. Fontanarrosa dejó una huella (imborrable) que sólo son capaces de dejar aquellos que fueron, son y serán grandes. Todo un país agradece una obra tan inmensa. Pero hoy, desde algún lugar del cielo, el creador de Inodoro Pereyra no vacilaría en tirar la cadena. Rosario Central, su Rosario Central, después de 25 años, descendió y, como consecuencia, jugará la próxima temporada en la Primera B Nacional. El Negro llora, sin dudas. Y aunque el sentimiento por el Canalla supere cualquier categoría, es un golpe al amor propio que no está dispuesto a soportar.

El ex presidente de Rosario Central Pablo Scarabino, quien carga sobre sus hombros más de una denuncia por presuntas irregularidades durante su gestión, le organizó una cita con las mieles de la ambigüedad. Scarabino le pidió que creara un personaje que represente “un símbolo para el club”. Fontanarrosa aceptó el desafío: nació Canaya (sí, con “y”), que se encuentra impreso en el cuello de las camisetas que visten los jugadores en cada partido. No obstante, por el otro costado, Scarabino, según Hugo Ruggiero, el tesorero que asumió bajo la dirección de Horacio Usandizaga, “dejó al club con 500 juicios, un club deteriorado, con las divisiones inferiores inexistentes”. En Rosario siempre se comentó que la barrabrava, liderada por Andrés Bracamonte, además de contar con la venia de la Comisión Directiva de Scarabino, tenía negocios en la cantera. ¿Cómo? “Todos saben que si no te representa (Juan Carlos) Silvetti, en Central no jugás. Este representante está en componenda con dirigentes y barras del club y por eso hoy los padres no llevan a los chicos al club", comentó Usandizaga en declaraciones realizadas en Tyc Sports en 2007.

Hoy Rosario Central paga las consecuencias de las malas administraciones. Scarabino dejó problemas que Usandizaga no supo resolver. Atrás quedaron los tiempos de Ezequiel González, Cristian González, César Delgado, Tomás Costa y Ángel Di María, entre otros. La consagración heroica en la Copa Conmebol de 1995 frente al Atlético Mineiro es, a esta altura, un baño en la nostalgia. La realidad del Canalla besó la lona gracias al peor nocaut. El plantel, repleto de elementos jóvenes, no pudo soportar el agotamiento emocional que conlleva pelear por mantenerse en el círculo de privilegio, en la elite del fútbol argentino.

Fontanarrosa se quedaría en el intento si quisiera describir la tristeza que contiene dentro de su corazón. Lo engañaron con un discurso hueco y vacío. Fue utilizado en un momento delicado y le pegaron por donde más le duele. Algún día alguien pagará los platos rotos. Perdón, Negro. Tu alma no merece un desenlace semejante. Perdón…

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