sábado, 3 de octubre de 2009

Tiempo de convicciones


La cuerda se tensó de tal manera que el margen de error es cero. Tratando de hacer equilibrio para no caer al precipicio, la Selección de Diego Armando Maradona se prepara para afrontar dos partidos (de local contra el eliminado Perú y de visitante ante Uruguay) que marcarán el rumbo a corto, mediano y largo plazo. En lo inmediato, si se consigue el boleto para viajar a Sudáfrica, habrá que pensar cuáles serán los 23 jugadores que van a representar los intereses de nuestro país dentro del rectángulo de juego. De lo contrario, en el caso extremo de consumar la eliminación, deberían venir tiempos de reestructuración profunda. Parece increíble estar frente a un panorama con matices tan contrastantes que dejan en evidencia que las cosas no se hacen bien.

Argentina se amalgama para el mayor desafío en Eliminatorias después del Repechaje de Estados Unidos 1994; el clima no es el mejor. Las versiones de cambios toman fuerza y amenazan con cargarse apellidos de grueso calibre y que exceden lo deportivo. La figura de Carlos Salvador Bilardo continúa totalmente dibujada con un lápiz sin punta y, como si esto fuese poco, su relación con el director técnico atraviesa un momento de enemistad absoluta. Maradona se pone en el papel de acusador y el Narigón, bajo el rol de pobre angelito, declara que la vida es color de rosas. Desinteligencias, falta de comunicación, guerra de egos, o como se lo quiera denominar, pero en definitiva todo desvía el verdadero foco de atención. Una buena: Diego recompuso, aunque sea parcialmente, la relación con Sergio Batista y, así, los pibes del Sub 20 volverán a colaborar con el primer equipo.

Al entrenador nadie le va a imponer nada, y mucho menos sugerirle tal o cual futbolista. Sin embargo, la cara desmaquillada del Diez pone sobre la mesa cierta incomodidad. Se lo nota a la defensiva y con la guardia en alto para contrarrestar cualquier palo que pueda llegar a caer. No importa quién esté enfrente, ni que sea Julio Grondona, la prensa o alguno de sus colaboradores. Maradona se encarga, ante las consultas incisivas de los periodistas (con todo derecho), de aclarar algo que no debería resistir ningún tipo de análisis: él es el que toma las decisiones deportivas y los dirigentes son los que manejan los destinos políticos; en un mundo lógico, cada parte cumple su función y no existen intromisiones ni ningún tipo de insinuación.

La lista de jugadores que actúan en el fútbol del exterior quedó establecida y ahora se aguarda por la nómina doméstica. El amistoso ante Ghana, a pesar de las “pruebas” que se llevaron a cabo, fue para cumplir con un absurdo contrato que firmó Grondona con una empresa privada que se encarga de organizar exhibiciones de tercer nivel. ¿Sirve ensayar así? No. Decir, como aseguró el DT, que frente a un combinado de la liga ghanesa (cuenta con la participación de 12 clubes de nulo recorrido) se van a determinar siete u ocho nombres para completar los convocados es subestimar el coeficiente intelectual de los hinchas. No es medida, tampoco parámetro. Una afirmación de esa magnitud carece de seriedad.

Es tiempo de convicciones, por lo menos Diego debería tenerlas. Y el discurso suena con cassette puesto, porque en su cabeza siempre rondaron los mismos apellidos, el resto fueron de relleno. Diego Pozo, Rolando Schiavi, Rodrigo Braña, Mario Bolatti y Martín Palermo son número puesto. Federico Insúa, Enzo Pérez y Gabriel Hauche, quienes anduvieron bien, podrían tener alguna posibilidad. Además, estarán Juan Sebastián Verón, Nicolás Otamendi, entro otros protagonistas que no actuaron en Córdoba. El rendimiento tiene que acercarse a la perfección. La exigencia será máxima y cotejos trascendentales como estos, en más de una oportunidad, se ganan con un grado mayor de amor propio que con una enorme exposición de toques y gambetas.

La primera citación de Gonzalo Higuaín brinda una nueva variante en una zona en la cual no hay rendimientos para destacar. El delantero del Real Madrid despierta ilusión en el público y podría ser una alternativa interesante. La vuelta de Pablo Aimar, ¿será el complemento que necesita Lionel Messi? Es una opción potable. El Payaso, el del Barcelona y un referente en el área… El retorno de Di María por la banda izquierda aporta llegada punzante. Son algunos elementos de la “nueva” Selección que, además de afianzar la faz defensiva, precisa contundencia en los metros finales. La búsqueda de Diego es saludable y es bienvenida.

Por último, regresando al tema de las convicciones, para encarar la recta final es imprescindible que los futbolistas interpreten la idea de Maradona, que por ahora no aparece y no es clara, igual tienen la obligación de develar la incógnita.

El fútbol es un estado de ánimo: hay que insistir en ese aspecto fundamental para cambiar la mentalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario