lunes, 15 de junio de 2009

¿Casualidad o causalidad?


La clasificación al Mundial de Sudáfrica es un tema que tiene en vilo a todo el mundo futbolístico. Las cuatro fechas que quedan, en especial las próximas dos, frente a Brasil en el Monumental y a Paraguay en el Defensores del Chaco, son de cuidado y los (apresurados) cuestionamientos a Diego Armando Maradona se empiezan a escuchar en la opinión pública. Más allá de algún desacierto táctico, como siempre, los que entran a la cancha son los jugadores. Y en este ingrediente fundamental nacen incógnitas, interrogatorios y un disparador: ¿No estaremos creyendo que tenemos mucho más de lo que tenemos en la realidad? A ver…

Parecen lejanas las convocatorias con nombres de la talla de Roberto Ayala, Fernando Redondo, Claudio Caniggia, Gabriel Batistuta, Diego Simeone, el mejor Ariel Ortega, o el mismísimo Maradona. La cantera argentina es inagotable, siempre aparecerá alguna joya que “reemplace” a los que no están, pero el problema aparece cuando no se logra cubrir puestos esenciales. Careciendo de un arquero indiscutido, de un zaguero infalible y de un centrodelantero goleador es difícil.

Queda en el aire la sensación de que se llega a la Selección con poco, sin hacer demasiados méritos. Juegan jugadores que, años atrás, no estarían ni siquiera en la consideración, y ese es el precio que hay que pagar, o la justificación válida, a la hora de buscar los por qué. Aunque muchos no quieran reconocerlo, Argentina está pasando por un momento de transición importante y aún no encontró el modelo de juego para que, mínimamente, haya una identidad y una filosofía. El ejemplo del equipo conducido por Marcelo Bielsa muestra a las claras que fue el último con soldados de mil batallas, a pesar de haber vuelto de Corea/Japón con las manos vacías y antes de lo previsto.

En la actualidad, las citaciones vienen variadas y nunca se termina de obtener solidez de base. Quizás, otra explicación podría ser que el nivel de nuestro fútbol ha bajado con respecto a tiempos pasados, por eso se ven nombres inusuales como son, por ejemplo, los casos de Jonás Gutiérrez, Cristian Giménez, Emiliano Papa, entre otros. Tampoco es habitual que hombres con muy poca experiencia en la Primera División, con tan pocos partidos, integren el primer plantel. Otra muestra más de lo expuesto en el párrafo anterior…

Otro tema recurrente es el de Lionel Messi. Evidentemente en el Barcelona tiene una estructura conjunta que circula alrededor suyo, transformándolo en el As de Espada. Acá, cuando viene a representar a su país, se le pide lo mismo pero no se analiza que esa estructura conjunta no está. El rosarino, con casi 22 años (los cumple el 24/6), al sentirse “solo”, no tiene herramientas para cargarse al equipo sobre sus hombros. En la Selección no están ni Thierry Henry, ni Samuel Eto´o, ni Andrés Iniesta ni Xavi Hernández, piezas claves para la explosión de Lio. Si aquí no se consigue una estabilidad estructural para rodearlo bien, la figura de Messi va a ser difícil que brille con esplendor. ¿Carlos Tevez y Sergio Agüero no son buenas compañías? Podrían serlo si es que trasladan el rendimiento en sus clubes cuando visten la Celeste y Blanca. Por ahora siguen en deuda, y no hay mucho más que eso, por eso se los necesita en plenitud.

Maradona deberá, a pesar de no contar con 23 estrellas de primer nivel mundial, conformar un edificio con ladrillos capaces de armar la mejor obra, posibilitando, si se ganan los pasajes al 2010, tener los cimientos fuertes (que todavía, a un año de la gran cita, no están) para alimentar el sueño de levantar la Copa tras 24 años de sequía.

El magro presente… ¿Casualidad o causalidad?

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