lunes, 29 de junio de 2009

La alegría es solo brasileña


Mientras por estas latitudes se palpita lo que será la definición del Clausura entre Huracán y Vélez (¿se jugará si el Gobierno decreta la emergencia sanitaria por la Gripe A?), en el plano internacional, como ya se habló en notas anteriores, la Selección de nuestro país no encuentra el rumbo y en torno a la clasificación a Sudáfrica hay mas dudas que certezas. Para colmo, transformándose en la gota que rebasó el vaso, Brasil camina a paso firme y arrasa con todo lo que se le cruza por el camino. Los de Dunga, sin intenciones de cortar la tradición, ahora se alzaron con la Copa Confederaciones por tercera vez tras levantar un 0-2 en 45 minutos ante Estados Unidos.

Aunque muchos traten de evitarlo, los de Boca miran, de reojo, lo que pasa en River, los de Racing hacen lo propio con Independiente y así con el resto de los clásicos… Y Argentina, que hace mucho tiempo que no gana algo importante, observa como Brasil suma trofeos de cualquier índole. Esto opaca el difícil momento que atraviesa la celeste y blanca. Cuando se afronta un proceso complicado, lo mejor que puede pasar es que a la contra no le vaya bien. Igual, conformarse con eso deja gusto a poco.

Se puede establecer un parámetro entre ambos conjuntos debido a la etapa de transición que les toca vivir (ver publicación pasada). De un lado ya no están los Batistuta, los Simeone, los Redondo, entre otros. En la vereda opuesta, ya sin Cafú, Roberto Carlos, Ronaldo, Emerson, Rivaldo y Ronaldinho, los huecos afloraron. A juzgar por los resultados deportivos (que no siempre se condicen con la realidad), Brasil se encuentra varios escalones arriba. Si analizamos los recursos para sobreponerse al recambio, también.

Lo que a Argentina le cuesta horrores, Brasil lo resuelve promoviendo jugadores y cosechando títulos: Julio César, Felipe Melo, Luis Fabiano, Dani Alves, Maicon, Alexandre Pato… Más el aporte de Kaká, Robinho y Lucio. Los nuevos que recién empiezan y la experiencia de los que “sobrevivieron” hacen que, a pesar de los apellidos, el rendimiento siga siendo propicio. Cuando hay identidad de juego pueden pasar miles de futbolistas pero el andamiaje seguirá por los carriles normales. Diego Maradona, quien tiene poco tiempo de trabajo, irá buscando que nuestro representativo consiga esa identificación. Por ahora parece lejano. Y preocupa…


Hay que saber reconocer la superioridad histórica y actual de los brasileños para ver de qué manera se puede revertir la situación. Y no alcanza con guiarse por el ranking (mentiroso) de la FIFA. Es necesario encontrar variantes que hagan mas “llevadero” el recambio generacional. El resto es tarea del DT, sus colaboradores y los dirigentes, que supuestamente están capacitados para saltar las barreras.


En septiembre el equipo de Dunga visitará el Monumental y, teniendo en cuenta las realidades, es imprescindible tomar los recaudos pertinentes. Con Brasil liderando la tabla y Argentina viendo que puede hacer, las sirenas de alarma suenan. Hoy hay una diferencia importante, pero en el fútbol todo puede pasar: si la Selección se planta con inteligencia, hace valer su condición de local y sabe jugar, es posible soñar. El mejor remedio sería bajar al “cuco”. ¿Podría haber algo mejor? No.

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