La ansiedad iba en aumento. El menú, por demás tentador, ofrecía todos los condimentos necesarios para disfrutar de un plato inolvidable: experiencia, sabiduría, frescura y, por sobre todas las cosas, un estilo marcado a fuego. Bienvenidos al fútbol que Ángel Cappa siente.
El reloj se clavó en las 10:18 de la mañana. El protagonista, elegantemente vestido y con las manos en los bolsillos, transitó el pasillo izquierdo de la sala Pablo Neruda para llegar al escenario y ubicarse en su asiento.
Con un tono cansino pero firme, el director técnico de Huracán abrió el juego dejando en claro que el sentimiento es fundamental a la hora de hablar del deporte más popular: “En el fútbol primero se siente y después se piensa”. Su estilo, impulsado por haber trabajado como ayudante de campo de César Luis Menotti (lo acompañó también en Boca, Peñarol y Barcelona), se refleja en cada uno de sus conceptos, por eso, de manera encubierta, mostró la hilacha y se paró en la vereda opuesta de Carlos Bilardo: “El fútbol tiene un significado más hondo que el resultado. Ganar como sea es prescindir de la esencia del fútbol”. De Cappa, con cariño.
Con su mirada siempre contemplativa, hizo una valoración de los comienzos de una actividad que considera “huérfana y de raíz popular”. Reconoció haber vivido una infancia en la cual no sobraba dinero y al respecto, dejó una frase dura pero real: “El orgullo para el pobre no existe y el fútbol le da un sentido de pertenencia que las clases altas, aquellas que tienen el poder, no”.
La trayectoria es intachable, a tal punto que sacó campeón, haciendo dupla con Jorge Valdano, al Real Madrid después de cuatro años de sequía. Subcampeón con Racing en 1998, también desplegó sus conocimientos en Tenerife (nuevamente trabajando en dupla con el campeón Mundial de 1986), Las Palmas, Sundowns de Sudáfrica, Atlante de México, Universitario de Perú y dos veces en Racing y Banfield.
En contra del modelo futbolístico actual, valora su profesión dentro de un panorama desfavorable que deja de lado los proyectos para hacer foco en el resultado a corto plazo: “No puede ser que se juzgue a un entrenador por cuatro partidos”.
Lejos de esquivar el buen arranque de su Huracán en el presente Torneo Clausura, elogió a algunos jugadores del plantel y, con el optimismo que lo caracteriza, se ilusionó con lo que viene: “Huracán está para terminar dentro de los primeros cinco equipos de arriba”. El hincha del Globo, feliz de la vida.
El hombre nacido en Bahía Blanca, más allá de su pasión por el fútbol, es un admirador de la filosofía y de la literatura. Su visión ante la vida va mucho más allá de una pelota, por ende, fue contundente y puso sobre la mesa un pensamiento que bien podría dar lugar a la reflexión: “La utopía y la ilusión es lo más importante que tiene una persona”.
Así lo siente. Así lo vive. Éste es Ángel Cappa. Auténtico, transparente y frontal. Un tipo apto para todo público que no se encarga de disimular la llama que lo mantiene con vida para seguir alimentando su amor incondicional por el fútbol. En todo momento, y bajo cualquier circunstancia, lleva impregnado, como si se tratase de un potente perfume importado, el aroma del virtuosismo a la hora de crear emociones con el balón.
Este artículo fue escrito después de una charla que Ángel brindó en Deportea el día 9 de marzo.
El reloj se clavó en las 10:18 de la mañana. El protagonista, elegantemente vestido y con las manos en los bolsillos, transitó el pasillo izquierdo de la sala Pablo Neruda para llegar al escenario y ubicarse en su asiento.
Con un tono cansino pero firme, el director técnico de Huracán abrió el juego dejando en claro que el sentimiento es fundamental a la hora de hablar del deporte más popular: “En el fútbol primero se siente y después se piensa”. Su estilo, impulsado por haber trabajado como ayudante de campo de César Luis Menotti (lo acompañó también en Boca, Peñarol y Barcelona), se refleja en cada uno de sus conceptos, por eso, de manera encubierta, mostró la hilacha y se paró en la vereda opuesta de Carlos Bilardo: “El fútbol tiene un significado más hondo que el resultado. Ganar como sea es prescindir de la esencia del fútbol”. De Cappa, con cariño.
Con su mirada siempre contemplativa, hizo una valoración de los comienzos de una actividad que considera “huérfana y de raíz popular”. Reconoció haber vivido una infancia en la cual no sobraba dinero y al respecto, dejó una frase dura pero real: “El orgullo para el pobre no existe y el fútbol le da un sentido de pertenencia que las clases altas, aquellas que tienen el poder, no”.
La trayectoria es intachable, a tal punto que sacó campeón, haciendo dupla con Jorge Valdano, al Real Madrid después de cuatro años de sequía. Subcampeón con Racing en 1998, también desplegó sus conocimientos en Tenerife (nuevamente trabajando en dupla con el campeón Mundial de 1986), Las Palmas, Sundowns de Sudáfrica, Atlante de México, Universitario de Perú y dos veces en Racing y Banfield.
En contra del modelo futbolístico actual, valora su profesión dentro de un panorama desfavorable que deja de lado los proyectos para hacer foco en el resultado a corto plazo: “No puede ser que se juzgue a un entrenador por cuatro partidos”.
Lejos de esquivar el buen arranque de su Huracán en el presente Torneo Clausura, elogió a algunos jugadores del plantel y, con el optimismo que lo caracteriza, se ilusionó con lo que viene: “Huracán está para terminar dentro de los primeros cinco equipos de arriba”. El hincha del Globo, feliz de la vida.
El hombre nacido en Bahía Blanca, más allá de su pasión por el fútbol, es un admirador de la filosofía y de la literatura. Su visión ante la vida va mucho más allá de una pelota, por ende, fue contundente y puso sobre la mesa un pensamiento que bien podría dar lugar a la reflexión: “La utopía y la ilusión es lo más importante que tiene una persona”.
Así lo siente. Así lo vive. Éste es Ángel Cappa. Auténtico, transparente y frontal. Un tipo apto para todo público que no se encarga de disimular la llama que lo mantiene con vida para seguir alimentando su amor incondicional por el fútbol. En todo momento, y bajo cualquier circunstancia, lleva impregnado, como si se tratase de un potente perfume importado, el aroma del virtuosismo a la hora de crear emociones con el balón.
Este artículo fue escrito después de una charla que Ángel brindó en Deportea el día 9 de marzo.
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