Toufic Ali es el arquero titular de la selección de Palestina y me cuenta desde Cisjordania, una de las regiones del Estado (aún no reconocido como tal por la comunidad internacional): “Todo el pueblo palestino y todas las noticias aquí siguen de cerca lo que ocurre con Palestino, en el país y en el extranjero. Cuando el equipo gana se nota la alegría en el rostro de la población palestina. Palestino es un gran equipo y es el mejor embajador de Palestina. Les deseo lo mejor y espero que puedan lograr títulos”.
La periodista Nelly Ismael Elmasry, nacida, criada y residente en la Franja de Gaza, una de las zonas palestinas más castigadas, agrega: “El interés por Palestino está aumentando a través de los medios de comunicación, que tienen un rol preponderante para facilitar el acceso a la información del equipo y de los jugadores. Los usuarios publican fotos del club con alguna leyenda e incluso hay quienes estampan el logo de Palestino en remeras y las reparten en algunos eventos específicos que se hacen aquí. El pueblo palestino en Gaza y Cisjordania conoce muy bien al equipo y siempre demuestra su apoyo”.
Dos testimonios alcanzan para dimensionar el alcance que va a tener el partido que mañana disputarán San Lorenzo y Palestino, por los cuartos de final de la Copa Sudamericana. La ida se jugará en el Nuevo Gasómetro, pero repercutirá en Chile, por supuesto, y mucho más allá: a unos 13 mil kilómetros de distancia, en el corazón de Medio Oriente, los palestinos se despertarán al día siguiente para saber cómo le fue a lo que consideran la segunda selección de su patria.
El chileno Carlos Medina, hincha de Palestino y encargado de la investigación histórica del proyecto documental 4 Colores, que indaga el nexo entre el Club Deportivo Palestino y Palestina, aporta un dato revelador: la fecha de fundación de Palestino no fue el 20 de agosto de 1920 –como se afirma generalmente- sino el 25 de marzo de 1916, en Santiago. La diferencia, según aclara Medina, es que en 1916 se creó el Club Sportivo Palestina, que apuntaba a los deportes en general, y en 1920 se estableció la rama de futbol, en aquel momento bajo el nombre de Palestina Football Club.
En Chile habita la mayor comunidad palestina fuera del mundo árabe –los primeros inmigrantes llegaron poco después de 1885-, por lo que Palestino nació como un medio para fortalecer la identidad a través del impulso de palestinos nativos y otros chilenos con ascendencia. Medina añade una hipótesis que reforzaría aún más el sentido de pertenencia: la primera camiseta de Palestino habría tomado los colores y el diseño de la del Saint George School, el primer equipo palestino, fundado en 1908, con el rojo y el blanco distribuidos verticalmente, al estilo Newell´s.
Después de mucho esfuerzo, Palestino debutó en Primera en 1953 y terminó la temporada en el segundo puesto. Hasta dos años antes sólo admitía en su equipo a jugadores con raíces árabes. En 1955 y 1978 ganó sus únicos títulos en la máxima categoría. En el primero hubo una presencia argentina destacada, la del delantero Roberto Coll, “el más brillante de aquel campeonato”, tal como lo describió el periodista Edgardo Marín en el libro Historia total del fútbol chileno 1895-1995. En 1978 sobresalieron Elías Figueroa, a quien muchos valoran como el mejor futbolista chileno de la historia, y Oscar Fabbiani, el tío del Ogro, uno de los goleadores históricos de Palestino.
Más cerca en el tiempo, en enero de 2014, el presidente de Ñublense, Patrick Kiblisky Fried, denunció a Palestino por utilizar la imagen de un mapa de la Palestina histórica (antes de la instauración del Estado de Israel, en 1948) en lugar del número 1. Le dieron la razón y el conjunto árabe tuvo que cambiar la indumentaria. Lo que no lograron deteriorar fue el éxito de ventas en las tiendas deportivas, no sólo en Chile sino en el extranjero. Lo curioso es que en 2002, el arquero argentino Leonardo Cauteruchi usó por primera vez el mapa en su buzo y no hubo problemas.
A mediados de 2014, Pablo Guede llegó a Palestino. En la primera reunión con el presidente, Fernando Aguad, no hablaron de fútbol sino que el eje de la conversación fue lo que pasaba en Palestina. “Él aprovechó muy bien la mística de la causa palestina y se la metió en la cabeza a los jugadores, que no estaban jugando sólo por los hinchas sino por todo un pueblo a 13 mil kilómetros de distancia. Eso les gustó a todos. Guede fue muy astuto al percibirlo”, me dice Medina.
Guede era un completo desconocido y tenía la difícil misión de conducir un plantel joven y con uno de los presupuestos más bajos de la Primera de Chile. Sin embargo, seis meses le bastaron para clasificarlo a la Copa Libertadores después de 36 años gracias a un fútbol vistoso, ofensivo, de presión constante y máxima efectividad. Dos días antes del partido contra Santiago Wanderers, previo a la segunda final de la Liguilla Pre-Libertadores que terminaría clasificando a Palestino, Aguad le envió a Guede una carta firmada por Mahmoud Abbas, el presidente de Palestina, quien le deseaba suerte a su equipo: “La leí y era para emocionarse. Luego se la leí a los futbolistas y quedaron todos conmovidos porque cuando uno juega al fútbol, con la televisión, vive un poquito en un mundo de yupi, y eso es como que te hace poner los pies en la tierra. Fue un momento muy conmovedor”, relató Guede en un adelanto de 4 Colores.
El paso de Guede por Palestino es recordado con mucho cariño y su figura goza de gran popularidad. “Me gustaría ir a Palestina con toda la familia para conocer a toda esa gente que disfruta con lo nuestro, que es fútbol. Poder darle una alegría a esa gente que sufre solamente por un juego para mí es como tocar el cielo con las manos”, declaró el argentino en 4 Colores.
El plantel actual de Palestino, conducido por Nicolás Córdova, un entrenador con muy buena proyección que hizo el curso en Italia, carga la ilusión de millones de hinchas, acá y allá. Tiene cuatro argentinos: el defensor Ezequiel Luna, los volantes Agustín Farías y Franco Mazurek, y el centrodelantero Leandro Benegas. Incluso hay un futbolista palestino, Shadi Shaban. La figura –si es que hay una figura que no sea el equipo- es Leonardo Valencia, el 10, clave en la eliminación a Flamengo –que festejó hondeando una bandera de Palestina- y convocado por Juan Antonio Pizzi. De cerca le siguen el mediocampista Diego Torres y el arquero Darío Melo. En el campeonato local, Palestino está sexto.
Entre Palestina y Palestino se escribe esta historia, en la cúspide de una distancia que no es tal. San Lorenzo, uno de los grandes de la Argentina, enfrentará a 11 jugadores que darán la cara por millones.
Artículo publicado en la columna de Camilo Francka en TyC Sports, en Blanco y Negro.
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