jueves, 6 de junio de 2013

La ingeniería del nuevo desafío de Mourinho en Chelsea

José Mourinho no puede esperar hasta que finalice el último partido de la temporada. El sábado, antes del triunfo 4-2 ante Osasuna, reconoce lo que hace un mes se instaló con fuerza: su inminente desembarco en Chelsea. “El lunes iré a Londres y al final de esta semana seré el entrenador del equipo”, dice en el programa Punto Pelota. Se infiere que el portugués pretende recobrar la tranquilidad que le faltó en la etapa final de su paso por Santiago Bernabéu. Uno de sus más cercanos colaboradores, según el diario The Sun, ratifica: “Mourinho quiere disfrutar la buena relación que puede tener en Inglaterra y que no tenía en España”. 

Aunque quiere endurecerse y evitar la emoción, Mourinho no logra maquillar la felicidad que emana su rostro. Le pregunta a Roman Abramovich, el omnipotente dueño del Chelsea, si realmente desea su regreso; y el magnate, rápido, retruca al portugués y le consulta si realmente ansía volver. La negociación se cierra en un puñado de minutos. Para Mourinho no pasa el tiempo: “Si bien me fui en 2007, desde entonces he hablado sobre el club muchas veces, sobre todo en mi privacidad”. Los objetivos son muchos, pero la Champions League lo desvela. Sin ánimo de adelantarse a los hechos, fija prioridades: trabajar duro, trabajar profesionalmente y hacer un equipo mejor. Mourinho está entusiasmado. 

El lunes, finalmente, firmó un contrato con Chelsea por cuatro temporadas y, así, selló el retorno al club que lo cobijó entre 2004 y 2007, período en el que dirigió 185 partidos, ganó 124, empató 40 y perdió 21, lo que arrojó un 67 por ciento de efectividad. Special One, como lo denomina la prensa inglesa, lideró un proceso fructífero. Bajo su mandato, Chelsea alzó dos veces la Premier League, una FA Cup y dos League Cup (antes era la Carling Cup). En el primer título en la Premier el equipo sumó 95 puntos y en los 38 partidos sólo recibió 15 goles en contra. La segunda estrella también estuvo engalanada porque se consiguió en el centenario. 

“Su éxito continuo, empuje y ambición hicieron que sea el candidato excepcional [para ser el nuevo director técnico]”, valoró Ron Gourlay, uno de los principales dirigentes del Chelsea. “Hay quienes cuestionarían su impacto en el Real Madrid, pero lo hizo ganar un título contra el Barcelona, que es aceptado como el equipo más grande de estos años. El final [en España] importa poco porque lo tenemos de nuevo entre nosotros. Es el entrenador que querían los hinchas del Chelsea”, analizó Pat Nevin, un emblema del club en su etapa de jugador, en un artículo publicado en el sitio oficial de la institución. 

El cuerpo técnico que lo acompañará en Londres sufrirá modificaciones con respecto al que tuvo en Real Madrid. Cuando aterriza en una “casa desconocida”, Mourinho suele agregar un nuevo integrante a su grupo de trabajo, alguien emparentado con la historia del club. En Inter, por ejemplo, eligió a Giuseppe Baresi (hermano de Franco). En la Casa Blanca seleccionó a Aitor Karanka para que fuera su segundo entrenador, y al confirmarse el arribo al Chelsea le ofreció el mismo cargo. Karanka, aún con vínculo vigente en Madrid por tres años, dilató la respuesta y Mourinho, en principio, no tiene intenciones de esperar. 

Sin Karanka desde el inicio, Mourinho conservará a su triángulo habitual, compuesto por Rui Faria (asistente técnico y preparador físico), Silvino Louro (asistente técnico) y José Morais (asistente técnico). Además, se unirán Christophe Lollichon (entrenador de arqueros), Steve Holland (asistente técnico) y Chris Jones (preparador físico), quienes son empleados fijos que permanecen más allá del director técnico de turno. “Están aquí hace mucho tiempo y tienen mucha confianza interna. Estoy feliz de tenerlos en mi staff”, le contó Mourinho a chelseafc.com. 

¿Qué plantel encontrará el portugués? Chelsea, conducido por Rafael Benítez, el entrenador saliente, obtuvo la Europa League en mayo, por lo que tomará un equipo fortalecido, pero con material que debe pulir. Los jugadores que Mourinho dirigió y que continúan en la plantilla actual son Petr Cech y Paulo Ferreira, que llegaron con el portugués en 2004, Ashley Cole, Frank Lampard, John Obi Mikel, Florent Malouda, John Terry y Henrique Hilario. “Siempre tienen que ser una parte del espíritu del Chelsea”, afirmó Mourinho sobre los referentes. Branislav Ivanovic, Juan Mata, Fernando Torres y Gary Cahill, entre otros, completan la base. 

El próximo desafío de Mourinho estará en amoldarse a la tesitura de un club que ya no sueña con incorporaciones rutilantes ni en gastos astronómicos. Los últimos tres años no han tenido al Chelsea como protagonista en el mercado de pases. Si hay algo que aprendió Abramovich, después de una década como propietario, es que comprar futbolistas consagrados no garantiza el éxito. Por eso cambió la estrategia.

Mourinho está al tanto de la política moderna del Chelsea y, a pesar del control presupuestario, le sobra confianza para edificar una estructura sólida y eficiente. Abramovich no va a volver a invertir los más de 170 millones de libras que puso entre 2004 y 2007 para reforzar el plantel con hombres de la talla de Didier Drogba, Arjen Robben, Mateja Kezman, Ricardo Carvalho, Andriy Shevchenko y Michael Ballack. 

El parámetro de búsqueda apuntó a jóvenes promesas que puedan explotar con el tiempo. Si bien los plazos de adaptación de un juvenil son distintos a los de un experimentado, los beneficios futuros de un joven afianzado incrementan en la deportivo y económico, y en la lógica empresarial de Abramovich seduce que el dinero que ingresaría por la futura venta de uno de los jóvenes duplicaría, quizá, el destinado para la adquisición. 

Los futbolistas que embanderan la renovación del Chelsea son Oscar (21 años; 62 presencias en la última temporada), David Luiz (26; 57), Ramires (26; 45), Cesar Azpilicueta (23; 47), Oriol Romeu (21; 9), Ryan Bertrand (23; 37), Marko Marin (24; 15), Victor Moses (22; 42) y Eden Hazard (22; 62). “El perfil de los jugadores más jóvenes, que me gusta mucho, da lugar a la mejora y al desarrollo a largo plazo. Creo que va a ser bueno para mí trabajar con ellos y para ellos trabajar conmigo. Juntos podemos evolucionar y hacer un mejor equipo del que tenemos ahora”, se ilusionó Mourinho. 

The Sun se mete en la cabeza del portugués y sale a la cancha con el “equipo de los sueños”. Las incorporaciones de cara a la 2013/14 apuntan a un centrodelantero. Con la posible partida de Torres, Edinson Cavani, figura del Napoli, es del agrado de Mourinho y podría ser la referencia de ataque que ambiciona el entrenador. En el mediocampo aparece el interés por Luka Modric, a quien Mourinho llevó a Real Madrid. Raphael Varane, que puede desempeñarse como marcador central o volante, sería una alternativa para cubrir dos puestos. 

El diario inglés aventura la siguiente alineación en caso de que los sueños se hagan realidad: Petr Cech; Cesar Azpilicueta, John Terry, Raphael Varane, Ashley Cole; Luka Modric, Frank Lampard; Eden Hazard, Oscar, Juan Mata; y Edinson Cavani. 

Sin embargo, la debilidad de Mourinho es el alemán Andre Schurrle, delantero del Bayer Leverkusen. Schurrle tiene 22 años, buena proyección y se acopla al perfil que examina Chelsea. El director deportivo del Bayer, Rudolf Völler, admitió contactos pero aclaró que recién en los próximos días surgirían novedades. 

Con respecto a las incógnitas que Mourinho debe resolver, se halla la situación de los jugadores que terminaron sus respectivos préstamos en otros clubes. El caso resonante es el del arquero belga Thibaut Courtois, que estuvo en Atlético Madrid: sería suplente de Cech. El atacante Romelu Lukaku, que señaló 17 goles en West Bromwich Albion, se quedaría. El principal enigma se posa en Michael Essien, que abandonó Real Madrid al mismo tiempo que Mourinho. Todavía le quedan dos años de contrato con Chelsea y quiere revancha. El ghanés hizo un guiño: "Cuando Mourinho quiera que haga un trabajo para él, yo lo haré. Es un gran entrenador y todo el mundo está feliz de tenerlo de vuelta”. 

Mourinho vuelve, tal como asume, a una de sus grandes pasiones. Tiene la misión de reinventarse para aprovechar un plantel heterogéneo. Por si quedaran dudas, avisó: “Sigo siendo Special One a pesar del pelo blanco que no tenía en 2004”.

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