viernes, 22 de mayo de 2009

Pipo papelón


Nervioso y desencajado, Néstor Gorosito sacó a la luz lo peor de sí. Rodeado por Danilo Gerlo, Oscar Ahumada, Radamel Falcao y Paulo Ferrari, Pipo, con una actitud soberbia y arrogante, disparó, en conferencia de prensa, contra el periodista Hernán Castillo, quien publicó en Clarín una nota que hablaba de presuntas diferencias en el seno del plantel Millonario. Si la intención del director técnico era cubrir una situación adversa, con esta reacción desmedida consiguió, indirectamente, dejar en claro que las diferencias son reales y existen. Sino no se hubiese expuesto a tan inmenso papelón.

La situación lo superó por completo. Un hombre con años en el mundo del balón, con una trayectoria más que respetable como futbolista, con casi siete años de experiencia dirigiendo, y trabajando en uno de los dos clubes más grandes del país, Gorosito le faltó el respeto a su curriculum, a su nombre… y cometió un horror propio de la impotencia. Empuñando el micrófono como si fuese una pistola a balines, acusó a Castillo de “mentiroso”. ¿Mentiroso por escribir algo que, casi con seguridad, salió de allegados al club? ¿Mentiroso por preservar la fuente?

El desatino que muestra su River dentro del verde césped se cristalizó en una catarata de improperios. No era la forma. Una postal que daña la imagen de la institución, del grupo en su integridad y, por supuesto, del propio Gorosito. Lo extraño del caso es que Pipo, habilidoso número 10 en su época, dueño de una gambeta prominente y de una pegada exquisita, esta vez no pudo eludir la polémica y quedó mal parado. En posición adelantada, por extensos metros.

Ahora su misión será sacar adelante a un equipo que es noticia por sus discordias y por la conducta extradeportiva de los jugadores. Los hinchas, con las banderas elocuentes que mostraron la semana pasada, quieren más resultados y menos palabras, que a la larga no sirven de nada. Sólo para seguir alimentando un prontuario de rumores que día a día suena con mayor intensidad.

Lo cierto es que después del cruce entre Gerlo y Falcao en la manga de Huracán, el clima se enrareció. Como si esto fuese poco, el señor de pelo enrulado, en lugar de extinguir las llamas, volcó más leña al fuego, y tratándose de la persona que, como conductor, debe mantener la compostura, estamos en presencia de un hecho delicado.

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