viernes, 22 de mayo de 2009

Boca seca


La máquina de ganar títulos, por obra y arte de los ciclos lógicos de la naturaleza, una noche se quedó sin resto. Los históricos, que le dieron a Boca 16 galardones en lo que va del siglo, no lograron impedir la colisión frontal, muchas veces presagiada y finalmente irremediable. Una noche difícil de digerir, en la cuál una sensación ambigua parece haber traído, por decantación, el cierre de un reinado indiscutido. Por un lado, la panza llena de tanto dar vueltas olímpicas, por el otro, un revés con gusto a fracaso en manos de un equipo uruguayo con poco recorrido copero.

En un rincón estuvo Defensor Sporting, con tan sólo 11 participaciones en Copa Libertadores. En el otro, Boca Juniors, con 104 años de vida y 6 Libertadores en la vitrina. La referencia parece irrelevante pero, en el fondo, toma trascendencia. El Tuerto, como se apoda a Defensor del otro lado del charco, plantó bandera en La Bombonera y escribió, quizás, el capitulo más glorioso de su historia en competencias internacionales.

Mucho se habla (y merecidamente) de la calidad humana de nuestros hermanos orientales. El que tuvo la posibilidad de viajar allí alguna vez puede dar fe. Dentro de la cancha, el conjunto que conduce Jorge Da Silva, se comportó como un verdadero equipo oriundo del Uruguay. Más allá de la acentuada superioridad futbolística, física y técnica, la honestidad merece ser destacada. Y paga mejor que el desempeño con la pelota.

Defensor liquidó el partido a los 27´ con el gol de Diego De Souza. De ahí en más, las miserias de Boca coparon la escena. Para colmo, cada vez que hubo un esbozo de reacción, Martín Silva, arquero Violeta y figura del partido, mostró reacciones superlativas. Por ejemplo un disparo de Cristian Chávez, otro de Rodrigo Palacio, un cabezazo de Sebastián Battaglia y, en el segundo tiempo, un intento de chilena de Nicolás Gaitán. El resto, del lado Xeneize, fue desolación. Se sabe, los de Carlos Ischia dependen pura y exclusivamente de lo que haga Juan Román Riquelme, y el 10, aún dolorido por la fascitis plantar que lo tuvo a maltraer durante un tiempo prolongado, nunca pudo hacer pie; cualquier paralelo con la lesión (no) es pura coincidencia.

¿Cómo cuidó la ventaja Defensor durante 66 minutos? Con fútbol y con la honestidad marcada anteriormente. Nunca recurrió a hacer tiempo, nunca buscó retrasar el juego, defendió lejos del arco de Silva, el DT no especuló con las variantes que introdujo y enmarcó la epopeya dentro de los límites leales del reglamento. Incluso, con Boca jugado por completo en ataque, tuvo, en los pies de De Souza y del ingresado Rodrigo Mora, la posibilidad de ampliar.
El Pelado técnico local, con los cambios, terminó sumando mucha gente en ataque pero poca claridad. Luciano Figueroa no pesó dentro del área, Gaitán redujo sus posibilidades tirando centros a la olla y Leandro Gracián tampoco pudo romper la monotonía. Palacio, otro que todavía no llegó a recuperar sus cualidades tras la pubalgia, sufrió el desgaste y se comprometió poco. Así finalizó Boca: impotente, desalmado, desconcertado y llamativamente impreciso, cometiendo errores conceptuales propios de la desesperación. Así fue la eliminación tempranera.

Las declaraciones de Martín Palermo, ya en zona de vestuarios, dejan sobre la mesa lo que todo el mundo presumía: algo no anduvo bien, en algo se falló. Como dijo el goleador, es momento de “hacer autocrítica” y de “hablar de las cosas en las que se fallaron para llegar a esto…”. Ya sin chances en el Clausura y out de la Copa en 8vos, el recambio de nombres asoma en el horizonte. Ischia, sin el plafón masivo dentro de la dirigencia, parece tener el futuro negro. Claro, estará supeditado a la ubicación final que consiga el equipo en el torneo doméstico. Aunque las paredes hablan y dicen que el presidente de la entidad, Jorge Amor Ameal, buscaría cambiar Pelado por Pelado. ¿Agarraría Bianchi ante una hipotética salida de su ex ladero? Parece difícil. Casi imposible.

Lo concreto es que los que “defienden” a Ischia señalan, como mérito ineludible, la promoción de algunos jóvenes que en un principio no estaban en la consideración de ni el más optimista simpatizante. Javier García, Facundo Roncaglia, Juan Forlín (convocado a la Selección por Diego Armando Maradona), Nicolás Gaitán, Cristian Chávez, Ricardo Noir, Lucas Viatri y Pablo Mouche, son algunos ejemplos. El apoyo a las divisiones inferiores es notorio, ningún otro entrenador, en los últimos años, le dio la preponderancia que le otorgó el actual. Que, más allá de la pelear mediática entre Julio César Cáceres y Riquelme, no hayan salido a la luz internas en el plantel también es un punto a favor. La consagración en el Apertura 2008 fue el clímax. ¿Pidió jugadores y no se los trajeron? Si, es correcto.

Los que piden la cabeza Rapada, aducen la caída con Defensor como el peor fracaso deportivo en los últimos 11 años. Y, aunque al hincha le parezca duro asumirlo, es así. Se hablan de ciertos cortocircuitos con sus jugadores (que por el buen manejo no reventaron) y de un feeling híbrido con el Virrey. Por más que intente disimularlo, la llegada del amigo no fue vista con buenos ojos.

El futuro se va a tener que resolver en lo inmediato. Una nube de trascendidos andan dando vuelta y, si bien Ischia pretende seguir, los popes podrían cortarle las alas. Faltan cinco partidos por jugar y es la mínima esperanza que queda en el cuerpo técnico. A no ser que el final ya esté resuelto y sea sólo cuestión de tiempo…

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